Cápsula Del Tiempo De Lo Que Habita En Una Mente... (O el lóbulo izquierdo cuando está beodo de sentires...que es más o menos lo mismo)

Dragones...

Cuando lo vi por primera vez,
pensé que era la criatura más bella
que mis ojos pudieran ver.


Sentir esto no es agradable. Él, estoico, como siempre, carece de todo sentimiento de recompensa hacia mí y me abandona a mi buena suerte, solo porque confía plenamente (como yo) en que puedo arreglármelas sin él. Cuestiones de confianza. Y es sensiblemente cierto, hasta el momento de enterarme que está a considerables kilómetros de mí, entonces ya nada es lo mismo. Desesperada (con varias “eses”) intento comunicarme inhabitualmente.
Él reside en un parámetro que tranquiliza a cualquiera, y por eso lo amo tanto, calma mi ansiedad de perra como nadie, y me recuerda a cada instante, que todo puede desaparecer en un instante cualquiera. Es increíble lo que logra un: Te amo, dicho a tiempo. No es algo que se pueda imitar, no es la tortura que ejerce un sádico sobre un masoquista, ni es la especulación de un macho territorial sobre una posesión, entre tantas. Como suele ser lo real, no tiene definición sino a través de “neti neti”, definir lo que no es, para llegar a definir lo que es…sin palabras, porque las palabras no alcanzan nunca a decir exactamente un sentimiento, porque para eso escribimos, para alcanzar la carencia, el estado de oquedad reinante que implica mirar de frente al bulto que suele ocultar el dramatismo sin razón; ese que imagina en la mente, el culebrón diario que ayuda a ocultar la fría realidad de saberse uno, en solitaria espera del contacto. Duele más saber lo que es verdad, porque: “¿Nunca es triste la verdad?..., lo que no tiene es remedio”.

No hay comentarios.:

Data

Esto no es un diario ni un semanal ni un mensual… Es una recopilación de lo que habita en un cerebro, en este caso el mío.